Para los que no me conocen, mi nombre es Florencia, tengo 27 años y soy de Buenos Aires, Argentina.
Me gusta la fotografía desde que tengo memoria. Solía ser -esa chica- que llevaba su cámara para todos lados y le sacaba fotos a todas sus amigas. A los 15 años tomé un curso de fotografía por un año y, si bien me encantó, para el año siguiente decidí perseguir otros intereses.
Cuando llegó el momento de ir a la universidad, consideré hacer la carrera de Fotógrafa pero la respuesta de mi familia fue “No vas a poder vivir de eso” (como muchos hemos escuchado más de una vez). Asique termine anotándome para estudiar psicología.
Mientras estudiaba trabajé para una marca de maquillaje argentina, donde aprendí de marketing, redes sociales y creación de contenido. Hoy veo cómo este aprendizaje fue clave y me dio las herramientas para arrancar mi carrera como fotógrafa y poder ponerme en los zapatos de las marcas para las que trabajo, lo que hace que sea más fácil crear el material visual de una manera atractiva para su público.
Después de dos años, y por distintos motivos, ya no estaba tan entusiasmada con psicología ni con mi trabajo en marketing. A la vez, comencé a tener un interés cada vez más fuerte en viajar. Así es como mi pareja y yo terminamos viviendo y trabajando en Australia los últimos cuatro años.
Este camino trajo sus propios desafíos; la pandemia apareció un poco después de nuestra llegada a Sidney. Pero, así y todo, en medio de la incertidumbre, terminamos trabajando en la isla Hamilton, un paraíso increíble en el norte de Queensland, que supo ser nuestra casa por un poco más de dos años. Fue durante este período, donde no había mucho trabajo, que mi pasión por la fotografía volvió a surgir.
Aunque hice algunos cursos que me dieron las herramientas para volver al mundo de la fotografía, no fue hasta el comienzo del 2023 que decidí finalmente dejar mi trabajo en hotelería para mudarme a Sidney a construir mi portfolio.
Pasé casi un año en Sidney, y tengo que decir, superó todas mis expectativas. Conocí gente increíble, desde modelos a colegas fotógrafos y otros creativos e hice conexiones que sé que van a durar toda la vida. Logré trabajar con modelos de las mejores agencias de Australia, así como también con marcas hermosas con las cuales construí una excelente relación. Y, lo más importante, encontré mi estilo fotográfico.
Este capítulo de mi vida en Sidney es lo que quiero compartir con ustedes en este Diario. (y todos los capítulos que vengan).
Flor
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